Tengo una amiga que tiene tres riñones, sí, tres. Desconozco la razón de esa posesión tan curiosa e indecorosa, ¡con tanta gente necesitando que le donen tan solo un riñón y ella acaparándolos!. Resulta muy irónico que no pueda donar ninguno de los tres, su cuerpo no está hecho para ese acto de generosidad y, conociendo a mi amiga, ya hubiese donado no uno de ellos, sino dos. Así pasa.
Sé de alguien que no puede llorar, físicamente hablando, por un problema con sus lacrimales, por mucho que quiera tener ríos de lágrimas estas no salen, “pobre hombre, tan insensible”, dirían por ahí, mientras él llora sin que se le manifieste ese signo tan característico.
Hace mucho tiempo escuché de alguien que tenía el corazón del lado derecho de su cuerpo, lo mismo que otros órganos como el hígado o los pulmones; coloquialmente podríamos decir que se trataba de alguien hecho “al revés”. Eso me desconcertó, pensé que era una leyenda urbana, curiosa y entretenida, que daba para mucho que pensar. Solo fue mi curiosidad la que me llevó a confirmar que no se trata de ninguna leyenda sino de una afección congénita real llamada «dextrocardia» (cuando se habla del corazón) o «situs inversus» cuando involucra otros órganos y, evitando adentrarme en temas médicos que no conozco, lo resumo diciendo que se trata de una imagen tipo espejo en ciertos órganos principales del cuerpo, la mayoría de las veces la afección puede dar pie a un problema cardíaco, según los órganos que estén “volteados”, pero hay casos, la minoría, en donde la funcionalidad de los órganos pasa a ser igual que en quienes estamos “al derecho”.
Podría seguir enumerando condiciones invisibles a los ojos pero mi objetivo no es convertir esto en una lista de excentricidades en seres humanos. Lo que me invita a mencionarlas es el hecho de pensar cómo llegamos a darnos cuenta de la presencia de algo de lo que he nombrado si no nos lo cuentan. O cómo lo sabe un afectado, antes de tener síntomas o sufrir alguna consecuencia, de su particular irregularidad. Llamarlo excentricidad me resulta más optimista y curioso, me invita a imaginarme cuántos cuerpos extraños o diferentes a lo común podemos tener cerca sin que lo sepamos.
Pienso entonces que lo mismo, y en mayor o menor medida, nos sucede con el aspecto emocional, intelectual, imaginativo, con todo aquello que no vemos y que solo percibimos según nuestro punto de vista, con las circunstancias que cada quien vive y que desconocemos porque lo primero a ver es sólo lo de afuera, lo evidente, la superficie.
Sabiendo entonces que no podemos ver más allá en lo físico, mucho menos en circunstancias emocionales, ¿qué nos ayudaría a ser más tener más empatía con ese desconocido que la pueda estar pasando mal o que tenga una condición excéntrica? ¿qué podría abrirnos paso incluso a no juzgar a priori? Si eres de mi especie y prefieres tratar de ponerte en el lugar del otro, si te estás percatando de que te vas haciendo cada día más duro en tus apreciaciones y quisieras ablandarte, o si simplemente si te gusta alimentar tu creatividad con elementos peculiares, creo que un buen ejercicio puede ser imaginar cuántos riñones tenga otra persona, suyos o donados, imaginar cuántas lágrimas haya podido derramar o, simplemente, en cual lado del cuerpo está su corazón. De esa forma podríamos no sólo estimular nuestra imaginación sino llegar a entender lo que pueda estar sintiendo en algún momento ‘ese otro’.
Foto: Maritza Tortolero
Qué bien redactado, es fácil de leer..
La empatia, que no la pena, nunca debe perderse, al revés, creo que se debe cultivar.
Enhorabuena por el blog!
Gracias Juan, me gusta la acotación que haces de empatía en lugar de pena, a veces confundimos esas emociones. ¡Me has dejado con un buen tema de reflexión! 🙂
Te mueves con la palabra como pez en el agua. Tu blog es fundamental. Las emociones nos conectan con nuestro verdadero ser. Todo en la vida finalmente son señales para llevarnos a eso que llamamos corazón. Nuestro gran hogar.
Gracias Julio por tu comentario, me halagan tus palabras, comparto lo que dices de las emociones, el corazón y el hogar 🙂